Había leído cosas muy interesantes sobre el comisario Montalbano, tanto respecto a sus novelas como a la serie televisiva que recrea sus andanzas, y me acerqué a 'La muerte de Amalia Sacerdote' pensando en tener un primer contacto con él. Luego me di cuenta de que me había equivocado, ya que aunque este título pertenece a su autor, Andrea Camilleri, y editorialmente se clasifica como una novela negra, no está protagonizada por Montalbano. Cambié entonces mi objetivo inicial por el de un simple primer contacto con el autor en cuestión, y como se trataba de un libro breve, decidí leerlo.
Amalia Sacerdote es la novia del hijo de un diputado italiano. Su pareja es acusada inmediatamente de su muerte, y en el departamento regional de la RAI en Sicilia, el protagonista principal, Michele Caruso, busca cómo dar el enfoque adecuado a la noticia y a los sucesivos acontecimientos que ésta va desencadenando.
La sensación que me queda es de fracaso lector absoluto. A pesar de estar avalado por el II Premio a la mejor novela negra RBA de 2008, a mí particularmente no me ha dicho nada. La traducción, a cargo de Juan Carlos Gentile Vitale, es muy poco afortunada, con giros que prácticamente se importan tal cual del italiano y carecen de sentido alguno así expresados en español; con barbarismos de inexplicable invención y con un estilo, en general, muy poco cuidado. La narración quiere pecar de tanto dinamismo que da por sobreentendidas muchas cosas que no se han contado, ni siquiera a veces esbozado. Al contrario de lo que sucede en otras novelas negras, la investigación policial apenas es tratada, y el asesinato parece resultar una mera excusa para trasladarnos a una historia de infidelidades, celos profesionales, confidencias bajo cuerda y movimientos políticos que brotan a borbotones a lo largo de 200 páginas repletas de diálogo pero muy escasas de descripción y de prosa.
Se agradece al menos por parte del autor la nota aclaratoria final, en la que confiesa haber tratado el tema como un poco de oídas, sin saber cómo funcionan por dentro los medios de comunicación, y donde explica que su pretensión era simplemente partir de un hecho histórico real, el cual detalla. Reconoce que ha intentado hacer una novela ante todo histórica, lo cual en mi opinión supone una pretensión bastante elevada y a la que no se llega por asomo (como digo antes, tengo mis serias dudas de que alcance siquiera la consideración de novela negra). La pregunta que cabría hacerse entonces es por qué ha sido este su modo de proceder, por qué teniendo Andrea Camilleri el amplio bagaje literario que tiene, no se ha preocupado por documentarse para ofrecer una historia un poco más consistente y digna de ser realmente considerada importante, sin esa sensación de estar escrita a la ligera y en cuatro ratos.
No descarto en absoluto mi aproximación a Montalbano, pero después de esta mala experiencia, no le daré prioridad.
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