Tenía parado mi recorrido por la obra de Pepe Carvalho debido a mi afán de ir abordándola cronológicamente, en el mismo orden en el que Vázquez Montalbán la fue publicando. La siguiente novela en la lista era 'Las recetas de Carvalho', que no se cuenta entre los fondos de ninguna biblioteca cercana, por lo que conseguirla me resultaba complicado. Finalmente he podido hacerme con ella en formato electrónico y la he estado degustando (y nunca mejor dicho) estos días.
Albergaba mucha curiosidad por ver qué sería exactamente, dado su título. Una de las características fundamentales de este genial detective es su gusto por la comida, por lo que más o menos se podía intuir. Al final me llamó mucho la atención que nos encontramos básicamente ante un libro de cocina, en el que se van desmenuzando los detalles de elaboración de los diferentes platos con los que se han ido salpicando los casos de Carvalho publicados con anterioridad a este recetario, junto a un fragmento del momento en el que cobraron protagonismo en la obra, a modo de contextualización.
La cocina de Carvalho se basa en lo tradicional. Guisos, carnes, embutidos, pescados y un breve capítulo final dedicado a los postres. Comida abundante, grasienta, sin renunciar a alguna incursión internacional (hay mucho en este sentido en 'Los pájaros de Bangkok') pero por norma general con mucho contenido autóctono y casi diría que rancio. Leyendo el libro me preguntaba constantemente si estos platos los seguirá cocinando hoy en día alguien en algún sitio. Es una pena que el 'boom' gastronómico al que estamos asistiendo últimamente en televisión no se refleje en que nos intentemos alimentar con un poco más de sentido cultural. Vázquez Montalbán llega a afirmar aquí que comer o no comer es una cuestión de dinero, pero comer bien o comer mal es una cuestión cultural. Pienso que tiene mucha razón, y que ahí y no en ayunos absurdos o recetas mágicas está la clave de ese peso ideal que tantas personas buscan infructuosamente.
Al margen de todo ello, 'Las recetas de Carvalho' pueden ser una buena piedra de toque para quien no haya tomado contacto nunca con las aventuras del célebre investigador y tenga curiosidad por hacerlo. Podrá disfrutar de pasajes que despertarán su curiosidad por acercarse a sus novelas (desde aquí siempre he recomendado para empezar 'Tatuaje', su segunda entrega, o 'El delantero centro fue asesinado al atardecer', ya reseñada) o que le disuadirán de hacerlo, pero siempre en contacto con la más pura esencia carvalhiana.
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