Decidí acabar 2014 leyendo poesía. Y la poesía hay que afrontarla con calma. Casi un mes para degustar 'Buenos días, don Pletórico', el segundo volumen de poesía de Paco Bello que mi pareja me había regalado hace ya algún tiempo (junto al primero, 'El olor del bosque ha roto mi computadora', que ya disfruté), y que siempre dejaba aparcado esperando una mejor oportunidad a cambio de alguna novela u otro tipo de lectura que me parecía más oportuna.
Paco Bello es, ante todo, cantautor. Conocerlo plenamente en esa faceta, como es mi caso, ayuda mucho a entender sus versos y a saber por qué nos habla de lo que nos habla, por qué se cuestiona lo que se cuestiona. Así que creo que es justo que todos aquellos que no tengan la suerte de conocer al Paco Bello cantautor tengan ahora mismo su primera referencia de él, y este es un buen ejemplo.
'Buenos días, don Pletórico' es una colección de composiciones cotidianas donde Paco Bello evoca un mundo que anhela, pero que es completamente utópico en nuestros días. Un mundo reflexivo y tranquilo, donde las prisas no tienen lugar, en el que podemos detenernos en la contemplación de las cosas pequeñas, de los detalles aparentemente insignificantes, que la vorágine del siglo XXI ha desplazado hasta casi hacer desaparecer. Un ejercicio de escritura honesta, con una poesía que también podría ser perfectamente narración, por su carácter enunciativo y descriptivo, con un verso libre que se adapta formalmente al contenido que nos trae: metáforas, bellas adjetivaciones e incluso transgresiones en la disposición habitual de los versos son herramientas habituales a lo largo de exactamente noventa y nueve poemas a los que merece la pena acercarse.
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