Vaya por delante que en esta ocasión no voy a tener ningún reparo en hablar sobre argumento y cosas que pasan en el libro. No es lo habitual, y cuando lo hago, suele ser porque no recomiendo la lectura. Pero aun así, nadie puede decir que no esté avisado.
Mi amiga @Carmen_Quiros resultó agraciada con este libro en un sorteo y me lo recomendó. Pensé en comprarlo, pero al final ella pasó directamente a la acción y me lo regaló para mi cumpleaños. Inicialmente pensé que era una opera prima, ya que nunca había oído hablar del autor, y también, un poco por el título, que se trataba de una novela romántica, pero en ambas cosas estaba equivocado. Víctor del Árbol tiene ya unas cuantas publicaciones a sus espaldas, y 'Un millón de gotas' es un thriller ambicioso sobre maldad y venganza. Quizá ese sea el principal problema: que es demasiado ambicioso.
La novela comienza con un asesinato. Un niño de corta edad es ahogado en un río por dos hombres, uno de los cuales intenta evitarlo en el último momento sin que sea posible. Luego hacen su aparición los personajes principales: los hermanos Laura (madre del niño muerto) y Gonzalo Gil, y el inspector de policía Alcázar. El asesino del niño es a su vez torturado y muerto y Laura, que teme ser culpabilizada, se suicida. Con todo esto sobre la mesa, la presentación la podríamos calificar incluso como digna. Las primeras cincuenta o sesenta páginas auguran cosas buenas. Pero el autor empieza a intercalarnos consecutivamente el relato de estos hechos (que tienen lugar en Barcelona a partir de 2002) con otros que suceden en Moscú siete décadas antes: la vida de Elías Gil, el padre de Laura y Gonzalo, y su constante huida hacia adelante de todo y de todos. Y el ritmo de lectura comienza a romperse peligrosamente.
Sinceramente creo que la historia de 2002 por sí sola, sin referencias a los antepasados, habría tenido entidad propia para una novela buena y sólida. De hecho resulta muy prometedora la trama de la Matrioshka, que luego pierde toda la fuerza. Pero claro, habrían acabado publicándose muchas menos páginas. No sé si el problema era este, que por dictado editorial o por qué, había que hacer un libro largo. Y no entiendo esa tendencia de hacer libros largos (hablamos de 400 páginas en adelante) pensando que resultarán más interesantes que otros más cortos. No la comparto para nada. De hecho, cada vez huyo más de libros que superan dicha cantidad de hojas porque temo que me pasen cosas como la que me ha pasado aquí. Para llenar todo este espacio, y más cuando lo que se quiere es contar simultáneamente dos historias, hace falta tener mucha fuerza narrativa y construir un ensamblaje que sea capaz de mantener al lector sin necesidad de estar volviendo atrás las páginas para afianzar o recordar cosas. Y aquí esto no se ha conseguido.
Los personajes son todos demasiado malvados. No me parecen suficientemente caracterizados. A Lola, Javier, Patricia e incluso al pérfido Agustín González se les podría haber sacado mucho más partido planteándolo todo de otra forma. Solo hay uno que para mí muestra una línea positiva: el de Luisa, que se mantiene firme y leal a Gonzalo en todo momento, cualesquiera que sean las circunstancias. La única que me ha gustado y me ha parecido íntegra.
También pudiera ser que el problema esté en mí, no lo puedo negar. A mi amiga la novela le encantó. También es posible (y por eso me gusta llegar a los libros a ciegas) que sus palabras me pusieran una expectativa demasiado alta y yo me esperase algo con lo que disfrutara más. Respeto por supuesto a todo aquel que hable de 'Un millón de gotas' como una buena novela, pero yo siento no poder hacerlo. La forma de narrar de Víctor del Árbol no me ha llegado. Demasiada crudeza gratuita en ocasiones; diálogos planos y previsibles... Y para colmo, el ejemplar que me ha tocado en suerte contenía una serie de erratas de bulto (cosa que nunca me había pasado con la Editorial Destino) de esas que contribuyen a crear repulsión, lo que se une a todo lo anterior.
En definitiva, que me perdone Del Árbol y sus lectores, pero este no es más que un libro por el que pasar de puntillas.
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