lunes, 22 de abril de 2013

El periodista deportivo

Acabo de terminar 'El periodista deportivo', de Richard Ford. Se trata de una novela publicada en 1986 como primera entrega de una trilogía en la que el autor, según parece, intenta retratar a su manera la vida estadounidense de la época.



Espero que 'El periodista deportivo' nunca llegue a vuestras manos. Pocas veces me muestro tan categórico a la hora de no recomendar un libro: normalmente siempre intento ver el lado positivo, sacar algo por mínimo que sea, y sobre todo, ponerme en el lugar de otras personas a las que sí podría gustarle. En este caso no lo consigo. No sé quién podría tener interés en digerir por simple entretenimiento este tocho de 400 páginas (que suponen el doble en formato .fb2) donde prácticamente no pasa nada. Pero sin embargo, esas personas deben existir, porque ahí está el texto, publicado por una editorial conocida. Y mirando por Google ves que hay reseñas, y gente que se lo ha leído. Y que no habla mal de él. Incluso hay quien se ha leído las dos entregas posteriores de la trilogía.

El libro llevaba meses en mi lista de futuribles por afinidad con su título. En su día lo puse ahí con la tarea pendiente de mirar más información sobre el autor y el contexto, como una opción remota mientras leía otros mucho más atractivos a priori. Era de difícil localización además. Probablemente habría tardado bastante tiempo más en llegar a mis manos de no ser porque está naciendo en mí el manejo de los libros electrónicos, y este era fácilmente descargable. Obviamente (que ya os estoy viendo venir) no voy a echarle la culpa de este fracaso como lector al libro electrónico, por supuesto que no. Tengo muchos otros para elegir y sin embargo anticipé este.

Como no pretendo que nadie se lo lea, esta vez no tendré reparos en contar su argumento sin avisar. Frank Bascombe es un escritor divorciado que no consigue publicar una novela que tiene en la cabeza y que acaba aceptando un trabajo de periodista deportivo. La muerte de su hijo mayor le hará replantearse su existencia. Trata de rehacer su vida con Vicki Arcenault, una frívola mujer más joven que él, pero también fracasa en ese intento. Posteriormente, un amigo de un club de divorciados del que formaba parte se suicida. Y ya está.

Con eso, Richard Ford llena cuatro centenares de páginas. Y lo cierto es que podría llenar muchas más si quisiera, porque lo de escribir sin contar nada se le da bastante bien.

Esperaba cuando menos no encontrar un título tan engañoso, y que se nos contase un poco más cómo es realmente (o era en ese año) la vida de un periodista deportivo americano. Pero no hay nada de eso. El centro de la acción, al menos inicialmente, parece ser un viaje que Bascombe va a emprender a Detroit para entrevistar a un jugador retirado, pero dicha secuencia no va estrictamente más allá de diez páginas. Acude a visitarlo, el hombre vive depresivo en una silla de ruedas, discuten y Bascombe se las pira. Sin más. Eso es todo lo que le vemos ejercer a lo largo y ancho del libro. Muy triste para utilizarlo como gancho en el título. El antes del viaje ocupa letras y letras completamente intrascendentes, y en el durante, todo parece resultar más importante que la entrevista en sí. Y al margen de esta excursión, en general el relato se reduce a las pajas mentales de este absurdo personaje, a las tonterías que se le ocurren, a los motivos inexplicables que le llevan a hacer las cosas, a un comportamiento infantil que sin embargo le dio para tener tres hijos y para creerse merecedor de zumbarse a toda la que se le pone a tiro. Un personaje muy americano, sin duda. Muy de lo que se nos vende procedente de ese país.

Bascombe tiene una especie de contrapunto en su novia Vicki. Si el personaje de él resulta un sinsentido, el de ella llega a cabrear. La típica niñata superficial que el autor no se preocupa en explicar qué ha visto en este tipejo, y que se pasa el libro pensando trivialidades hasta que tras una comida familiar discuten por no se aclara muy bien qué, ella le mete un tortazo a él y se acaba la relación.

En fin. Podría seguir pero no merece la pena. Con esto ya quedáis suficientemente avisados de a lo que os enfrentáis si no confiáis en mi criterio.

3 comentarios:

  1. De acuerdo y por eso la pregunta obvia: Cuál es la razón de la sinzarón de tanto elogio, de tanta excelente critica?? En algún momento me pareció una versión escolar de "La Nausea" de Sastre.- Chau y Saludos.

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  2. Estoy leyendo esta novela, voy por la mitad, y me está encantando. Antes había leído 'Canadá' de este mismo autor y fue lo mejor que leí el año pasado. Creo que a veces es mejor una pequeña historia bien contada que una grande contada sin mucho estilo o personalidad.

    Entiendo que no te guste pero no eso de "No sé quién podría tener interés en digerir por simple entretenimiento este tocho de 400 páginas " es tener mucha confianza en el criterio propio... Cuatrocientas páginas tampoco son tantas y además parece un comentario dicho sin haber intentado, aunque dices que lo has hecho, ponerte en el lugar de otro lector con otras vivencias/lecturas. Dicho con todo el respeto, porque parece que el que se lo lee y le gusta es un masoca o que directamente no tiene ni idea de literatura.


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    1. He releído mi reseña y no te quito parte de razón. Estoy muy de acuerdo además con el argumento que propones. No a veces: siempre es mejor una pequeña historia bien contada que una grande contada sin mucho estilo o personalidad. El problema es que en mi opinión en esta novela hay poco estilo y personalidad.

      Pido disculpas tanto a ti como a todos aquellos que se hayan podido sentir ofendidos con mis palabras.

      Un saludo.

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