miércoles, 16 de abril de 2014

Las recetas de Carvalho

Tenía parado mi recorrido por la obra de Pepe Carvalho debido a mi afán de ir abordándola cronológicamente, en el mismo orden en el que Vázquez Montalbán la fue publicando. La siguiente novela en la lista era 'Las recetas de Carvalho', que no se cuenta entre los fondos de ninguna biblioteca cercana, por lo que conseguirla me resultaba complicado. Finalmente he podido hacerme con ella en formato electrónico y la he estado degustando (y nunca mejor dicho) estos días.

Albergaba mucha curiosidad por ver qué sería exactamente, dado su título. Una de las características fundamentales de este genial detective es su gusto por la comida, por lo que más o menos se podía intuir. Al final me llamó mucho la atención que nos encontramos básicamente ante un libro de cocina, en el que se van desmenuzando los detalles de elaboración de los diferentes platos con los que se han ido salpicando los casos de Carvalho publicados con anterioridad a este recetario, junto a un fragmento del momento en el que cobraron protagonismo en la obra, a modo de contextualización.

La cocina de Carvalho se basa en lo tradicional. Guisos, carnes, embutidos, pescados y un breve capítulo final dedicado a los postres. Comida abundante, grasienta, sin renunciar a alguna incursión internacional (hay mucho en este sentido en 'Los pájaros de Bangkok') pero por norma general con mucho contenido autóctono y casi diría que rancio. Leyendo el libro me preguntaba constantemente si estos platos los seguirá cocinando hoy en día alguien en algún sitio. Es una pena que el 'boom' gastronómico al que estamos asistiendo últimamente en televisión no se refleje en que nos intentemos alimentar con un poco más de sentido cultural. Vázquez Montalbán llega a afirmar aquí que comer o no comer es una cuestión de dinero, pero comer bien o comer mal es una cuestión cultural. Pienso que tiene mucha razón, y que ahí y no en ayunos absurdos o recetas mágicas está la clave de ese peso ideal que tantas personas buscan infructuosamente.

Al margen de todo ello, 'Las recetas de Carvalho' pueden ser una buena piedra de toque para quien no haya tomado contacto nunca con las aventuras del célebre investigador y tenga curiosidad por hacerlo. Podrá disfrutar de pasajes que despertarán su curiosidad por acercarse a sus novelas (desde aquí siempre he recomendado para empezar 'Tatuaje', su segunda entrega, o 'El delantero centro fue asesinado al atardecer', ya reseñada) o que le disuadirán de hacerlo, pero siempre en contacto con la más pura esencia carvalhiana.

lunes, 14 de abril de 2014

El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea

Este mismo mes ha sido publicado en España "El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea". Leí de pasada una mención suya en un diario local y acabó cayendo demasiado pronto en mis manos, por lo que ante lo llamativo del título y su no excesivamente extenso número de páginas decidí hacerle hueco ya.

Romain Puértolas, su autor, es un francés de raíces españolas que debuta con esta novela en la que un faquir indio llega a Francia en busca del último modelo de cama de clavos desmontables para transportarla luego a su país. Su viaje tiene fecha de ida y vuelta, pero una serie de avatares provocarán un inevitable cambio de planes a lo largo del cual le sucederán toda clase de inexplicables aventuras.

La editorial Grijalbo ha apostado por esta historia de gran éxito en el país galo y que ya tiene un compromiso para ser llevada al cine. Y sí, es cierto que las carcajadas están aseguradas. Quizá un tanto forzadas algunas por el autor o por las situaciones que va describiendo, pero nos encontramos ante un relato muy divertido, con nombres que dan para decenas de pronunciaciones diferentes, personajes rocambolescos y muy caricaturizados e incluso un pequeño libro dentro del grande.

Pero en mi opinión nada más.

Cuando terminé la obra me dio por leer ya con detalle esa mención de la prensa (que resultó ser una reseña con entrevista al escritor incluida), y francamente, asombra mucho el éxito que está cosechando. Pero sobre todo, asombra (destripes escandalosos aparte, que me reafirman en mi convicción de que no hay que leer nada de este tipo antes de enfrentarte a un libro si no quieres acabar absolutamente condicionado) que sirva como herramienta para teorizar sobre el fenómeno de la inmigración ilegal, y que sea el propio Puértolas quien alegremente compare a su faquir con "Don Quijote, el Lazarillo y el Gurb de Mendoza" (?). Es evidente que ni su sátira llega aún al nivel de la del brillante autor barcelonés (igual sí con el tiempo, pero no ahora) ni su personaje alcanza el nivel de profundidad de dos clásicos entre los clásicos. Entiendo que haya que decir cosas para vender o para llamar la atención de la gente, pero dentro de un orden, sin pasarse, porque entonces, entre lectores inquietos, que no solo se preocupan por abrir el primer best-seller que les llega a las manos, se corre el riesgo de producir el efecto justamente contrario.

En definitiva, una lectura que cumple bien con su propósito de entretener, pero todo el que espere, intente o afirme ver en ella una intención mayor, o bien es el propio autor como maniobra de persuasión innecesaria, o bien exagera, o bien no tiene costumbre de enfrentarse a lecturas realmente pretenciosas.

viernes, 11 de abril de 2014

Consummatum est

Hay libros que nunca quieres que se acaben.

Consideré oportuno continuar la magnífica inversión realizada en 'Dies Irae' con 'Consummatum est', porque cuando no te queda más remedio que elegir los libros en los que puedes gastarte el dinero, creo que es mejor apostar siempre sobre seguro. El hecho de que probablemente ahora tengan que pasar unos cuantos meses sin desembolsos en este terreno no me impidió en absoluto que el día después de que saliera a la venta, yo ya lo tuviera encargado en Agapea. Quizá leyendo la reseña que hice sobre los dos títulos anteriores en este mismo blog se pueda entender el porqué de esta premura.

La consumación de esta trilogía titulada 'Versos, canciones y trocitos de carne', como no podía ser de otra manera, está llevada a cabo con brillantez. César Pérez Gellida se recrea y lleva al límite tanto a personajes que ya protagonizaban las dos primeras entregas como a algunos nuevos que se adhieren a la causa. Aparece un nuevo escenario, mágico, definitivo para predisponerme (si es que no lo estaba bastante ya con anterioridad) en favor de esta obra: Islandia, mi destino soñado, donde se abre el fuego (nunca mejor dicho) que permanecerá desatado sin remisión a lo largo de estas más de 650 páginas.

Todo lo bueno que mostraban las anteriores novelas se confirma. Sigo admirado, sobre todo, por el dinamismo narrativo que César es capaz de imprimirle a lo que nos cuenta. Si bien en esta ocasión, sobre todo según se pasa el ecuador, la previsibilidad de lo que se acerca pueda ser ligeramente mayor como lector a la que experimenté en 'Dies irae' o en 'Memento mori', y eso siempre puede hacerle perder un poco de chispa, no llega a la categoría de obstáculo que impida seguir ahí, pegado al libro en todo momento. De hecho, las últimas doscientas páginas tuve la suerte de poder disponer de tiempo para ventilármelas en el mismo día, como sintiéndome casi obligado a ello, y transportando el libro de un lado a otro a pesar de su voluminosidad.

En fin, no soy capaz de decir mucho más. Invito a leer, y si puede ser la trilogía de un tirón, mejor. Termino con los tres tuits que escribí justo después de terminar la obra, porque ahí se resume todo. Larga vida a Pérez Gellida.








jueves, 3 de abril de 2014

Después del terremoto

Las opiniones que me han llegado sobre Murakami (que tratándose de mí no he dejado que sean muchas) han estado habitualmente expresadas en términos muy extremistas. O lo consideraban un maestro o casi lo denostaban por no ser capaces de entenderlo. El tan ansiado término medio no aparecía por ninguna parte.

Por mi parte, se trata de un autor que me suscita mucha curiosidad, y como ya expliqué aquí mismo en la reseña de 'De qué hablo cuando hablo de correr', andaba pensándome si seguir aproximándome o no a su obra. Finalmente he decidido dejar a un lado el orden cronológico que por pura manía me suele gobernar en estos casos y me he propuesto una acercamiento muy paulatino, de menos a más. De esta forma, he optado por leer una colección de breves relatos que Tusquets ha editado recientemente en España, titulada 'Después del terremoto'.

Puesto que el libro deportivo que cito más arriba no deja de ser una especie de biografía, esta es pues la primera incursión que hago en la ficción propiamente dicha del autor japonés, que nos trae seis historias muy diferentes con un único nexo en común: tienen lugar poco tiempo después del tremendo terremoto que asoló la ciudad de Kobe en 1995, y que se cobró más de seis mil vidas. Este suceso lleva a la desaparición a algunos personajes; deja una profunda huella en otros (que en ocasiones los conduce a un estado próximo a la locura); e incluso hay casos en los que no deja de ser una mera excusa. Pero siempre está ahí.

Unos relatos me han gustado mucho ("Tailandia" y "La torta de miel" sobre todo) y otros menos ("Todos los hijos de Dios bailan"). Pero mi conexión con Murakami y con su, en mi opinión, innegable talento, es incuestionable tras esta lectura. Me gusta mucho cómo narra, cómo logra ser muy descriptivo sin perder la capacidad de sugerir un montón de cosas a la vez. Me gustan esos ambientes particulares que crea, me gusta la vida con la que dota a los personajes partiendo de escasos trazos, y por encima de todo, me gusta que sus aventuras no tengan final. Porque al menos estas no lo tienen. Todo queda en suspenso, de tal forma que ese miedo a hablar demasiado que siempre suelo tener al escribir las reseñas se atenúa completamente en su caso.

A pesar de esa libertad, no voy a contar mucho más de lo que ya he contado. No me gustaría a mí también cometer el error de encumbrar a Murakami sin apenas haber leído nada de su obra. Sí que recomiendo el libro, tanto para quien esté en la misma situación que yo y tenga dudas de si acercarse o no al escritor nipón por lo que dicen de él, como para quien no ha sido capaz de afrontar sus obras más densas y quiere darle una segunda oportunidad.