lunes, 3 de junio de 2013

Muertos de papel (Petra Delicado de nuevo)

Siguiendo con Petra Delicado, he tenido ocasión de leerme este fin de semana el cuarto libro de la saga. Normalmente suelo espaciar un poco los libros que voy leyendo consecutivamente de una misma serie, para alternar, no encasillarme y no tener la sensación de que me leo siempre lo mismo, pero en este caso estaba bastante rabioso por ese 'spoiler' con el que me topé involuntariamente y quería avanzar al menos un título más para ver si ya se producía, cosa que por cierto no ha ocurrido. Aunque también tengo que decir que el hecho de saber que eso pasará alguna vez (indicios sí que vienen dándose ya) no me ha tenido pensándolo todo el rato ni me ha impedido disfrutar de otra muy buena lectura.

A partir de aquí hablo a mis anchas, así que lo que digo siempre, no me importa que se deje aquí este texto y se vuelva después de haber leído la novela. No es que vaya a contar el final ni mucho menos, pero siempre me gusta avisar con tiempo para que nadie pueda decir que le pasó eso que a mí me da tantísima rabia que me pase.

"Muertos de papel" contextualiza en esta ocasión a nuestros policías en el mundo de la prensa del corazón. Si en "Ritos de muerte" se hacía un retrato del hampa de poca monta; en "Día de perros" el protagonista era el mundo canino, y en "Mensajeros de la oscuridad" se recreaban las sectas, Alicia Giménez Bartlett sigue esa línea de centrar su atención principal en una temática concreta. Es asesinado un Jorge Javier Vázquez cualquiera, llamado aquí Ernesto Valdés, y a su muerte acompañan numerosos acontecimientos que sirven como excusa para introducirnos en todas las miserias de este mundillo. La novela está escrita en 2000 pero podría haberse editado perfectamente ayer, y las situaciones que se cuentan quizá no diferirían en absolutamente nada en lo que a este aspecto se refiere. La era de 'Sálvame' ya se apuntaba entonces y continúa instaurada y bien en nuestros días. Y lo cierto es que hay salpicados en el libro muchos argumentos en contra de ella, pero también alguno que otro a favor, y que además se hace respetar.

Por lo demás, el dúo Petra-Fermín se ve en esta ocasión ligeramente quebrado por la aparición en escena de más policías que trabajan con ellos en el caso, como Moliner, y también salpicado por un mayor protagonismo del comisario Coronas, en permanente estado de crispación. En contraposición a ello, se da un respiro al local Efemérides y a los ex de Petra. Otro personaje nuevo es Amanda, la hermana de la protagonista, que vendrá a pasar unos días con ella para intentar poner orden en una vida sentimental seriamente amenazada.

La consolidación de esta serie se hace definitiva con esta novela. Empiezo a entender con más claridad que nunca por qué en nuestros días siguen publicándose entregas nuevas. Los personajes cada vez son más ricos en matices y su relación da un juego casi infinito, lo cual aprovecha espléndidamente la autora. Se destila solidez narrativa. Y eso es un valor seguro.

Por cierto, no todos los hallazgos son negativos, me gustaría compartir este enlace en el que se hace una muy buena reseña de esta novela y que pertenece al año en que se publicó.

No hay quinto malo... A ver qué nos deparará la siguiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario