lunes, 20 de mayo de 2013

Mensajeros de la oscuridad

A veces una simple revista colocada en una sala de espera es el origen de una gran lectura. Y no por la revista en sí, sino por cualquier artículo perdido en el interior de la misma.

Estoy hablando de hace varios meses. No recuerdo ni cuál era el título, pero sí que era una publicación periódica especializada en algo. En una de sus páginas se hablaba de determinados premios literarios que se habían concedido, y entre los de años anteriores, figuraba una novela de Alicia Giménez Bartlett (foto de la derecha) perteneciente a la saga de Petra Delicado, que tampoco recuerdo cuál era. El caso es que me picó la curiosidad y decidí tirar del hilo, me fui al primer título, 'Ritos de muerte' y lo saqué de la biblioteca. Disponiendo como dispongo de tiempo, y siendo como es el género policiaco el que más me gusta con diferencia, creo que siempre que se pueda hay que empezar por el principio, para situar a un autor y a unos personajes dentro de un contexto total y poder disfrutar de sus series con absoluta plenitud. Así se hace televisivamente (aunque es mucho más fácil, obviamente, y más con todos los medios que tenemos a nuestro alcance hoy en día): no se suele empezar a ver una serie por un capítulo de la mitad, sino por el primero , por lo que con los libros intento hacer lo mismo.

Y así asistí en 'Ritos de muerte' al nacimiento de la inspectora Petra Delicado y de su ayudante, el subinspector Fermín Garzón, que le sirve de magnífico contrapunto. De forma casual, ante la falta de personal en la comisaría, su superior Coronas les encarga la investigación de un asesinato a estos dos policías, novatos por completo en estas lides.

Al poco de comenzar a leer me alegré de mi decisión. El libro me resultó interesantísimo. Lejos de los medios y del espectáculo que proporcionan otras novelas de asesinatos, la relación de curiosa amistad surgida entre los protagonistas y las disquisiciones de Petra me engancharon irremediablemente. El retrato que la autora consigue de ambos, además, está dotado del grado justo de profundidad: una mujer que viene de vuelta, con dos divorcios a sus espaldas, por un lado; y un rudimentario viudo de gran corazón, por otro.

Así, al poco conseguí hacerme, en mis albores de la lectura electrónica, con 'Día de perros', segunda entrega, que consolida plenamente a esta pareja de agentes tan peculiares, y que recomendé en su día y sigo haciendo a todos aquellos que cuentan con la compañía de un can en sus vidas, ya que la documentación de la autora en este sentido es notable y engrandece muchísimo a este animal doméstico.

El tercer título, 'Mensajeros de la oscuridad', lo vi a un precio muy razonable en una librería de segunda mano y no dudé en hacerme con él, siendo el objeto principal de este texto, ya que acabo de terminarlo esta misma mañana.



Petra Delicado aparece por orden de arriba en un programa de televisión, ilustrando el día a día de un policía. Ello le sirve a alguien para tomarla por destinataria de un envío muy curioso: un pene convenientemente seccionado a su dueño y perfectamente conservado en formol, al que sucederá, otro, y otro... Las pesquisas llevarán a Petra y a Fermín, muy perdidos al principio, a adentrarse en el mundo de las sectas, para cuyo recreo, esta mujer de Almansa llamada Alicia Giménez Bartlett demuestra una vez más haberse documentado de manera ejemplar, como desvela en el apartado final de agradecimientos.

En conjunto, la novela cumple un lugar perfecto y muy homogéneo en la serie. Así como en otras sagas, habiéndome dejado todas un buen sabor de boca, podía ser capaz de decantarme por una obra antes que por otra en mis preferencias, las tres que llevo hasta ahora de Petra Delicado están en un nivel muy muy similar en ese aspecto. La primera me gustó, la segunda me gustó igual, y la tercera me ha gustado igual, ni más ni menos. No sé lo que sucederá a partir de ahora, pero confío en descubrirlo más pronto que tarde.

La sensación de equilibrio es constante de principio a fin. No da para verse uno desbordado por una impresionante fascinación, pero sí para mantenerse leyendo con sana curiosidad en todo momento, en pos de ese avance en la búsqueda que a veces parece demorarse, de esa nota cómica de Garzón, de esa reflexión o frase brillante de la inspectora ("Enfados, desencuentros, piques, reconciliaciones, batallas soterradas... Esta historia de las relaciones humanas no tiene remedio")... Y así se pasan 266 páginas en tres viajes de ida y vuelta de tren de cercanías, con ese pequeño giro en el momento justo del relato también.

Acaba de sucederme algo bastante ingrato mientras buscaba en Google un dato para aportarlo a esta reseña: el primer resultado que me ha arrojado, sin ni tan siquiera pinchar en el enlace, contenía lo que a todas luces parece un destripe (eso que ahora los entendidos llaman 'spoiler') absolutamente descomunal. Y tras el cabreo inicial, ahora no hace sino aumentar las ganas de seguir profundizando en una saga que se prolonga hasta nuestros días: este mismo año 2013 ha tenido lugar la publicación de 'Nadie quiere saber', la que hasta hoy es la novena entrega de una serie traducida ya a otros idiomas y que en su día incluso hicieron serie de televisión con Ana Belén y Santiago Segura en los papeles protagonistas, algo a lo que prefiero mostrarme totalmente ajeno.

No me queda pues más remedio que sacar 'Muertos de papel' (2000) de la biblioteca, que ya la tengo localizada, y ver en qué punto exacto llega eso de lo que lastimosamente me he enterado antes de tiempo.

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