viernes, 14 de noviembre de 2014

Superando al abuelo

Hacía mucho mucho tiempo que no me resultaba tan adictivo un libro. Cierto es que la acometida de su lectura ha venido a coincidir con que tenía el ordenador roto y mis posibilidades de ocio restantes eran casi inexistentes, pero aun así, la historia que nos propone Jonasson es tan divertida y tiene unos brotes de genialidad tan fabulosos que cuesta soltar el libro al final de un capítulo (no digamos ya en el transcurso del mismo).

Ya hace unos meses tuve la oportunidad de sacar de la biblioteca 'El abuelo que saltó por la ventana y se largó', la primera novela de este periodista y productor sueco. Dotada de una enorme originalidad, a medida que uno se adentraba en ella, el interés iba decayendo, a pesar del peculiar repaso que lleva a cabo por determinados episodios de nuestra Historia Mundial. De hecho, recuerdo que a partir de la página 150 aproximadamente, tuve que cambiar el chip mental para que su desenlace no me resultara tedioso.

Pues bien, esto no me ha ocurrido en absoluto con 'La analfabeta que era un genio de los números'. Como he dicho, el interés aquí se mantiene de principio a fin, a pesar de las semejanzas que es inevitable establecer entre uno y otro libro. Porque si Alan Karlsson, ese atrevido abuelo centenario, era el hilo conductor antes, ahora es Nombeko Mayeki, una niña sudafricana condenada a una vida corta y sufrida, la protagonista principal de un relato en el que se acompaña de un coro de pintorescos y disparatados personajes que, sin llegar a su importancia, están construidos de una manera suficientemente sólida como para tener entidad en sí mismos: desde un vulgar ingeniero atómico hasta el Rey de Suecia, pasando por las hermanas chinas, los gemelos Holger...

A mi parecer (y en este párrafo desvelo alguna cosilla), Jonasson se crece a medida que va escribiendo la novela, y el cometido casi único de entretener se va combinando poco a poco con una velada crítica hacia el sistema político de su país, que además, al final deja casi de ser velada para convertirse en una maravillosa sátira en toda regla.

Una recomendación obligatoria para pasar un buen rato y disfrutar de 400 páginas de buena lectura, que en mi caso pude conseguir en la Biblioteca Pública provincial de Málaga.

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