viernes, 10 de mayo de 2013

La otra vida

(No me ha dejado subir fotos, no sé por qué. Lo seguiré intentando).

Mi amiga @Carmen_Quiros, propietaria de ese sitio tan personal y coqueto llamado El rincón de Carmenflower, quería desprenderse de este libro. Había empezado a leerlo, pero al llegar a determinada página (no sé exactamente cuál), pensó que se iba a convertir en un suplicio y decidió que no quería sufrir sin necesidad. Anunció en su espacio que lo regalaba, y yo, la verdad, no conocía más que el título y poco más, pero previendo que podía merecer la pena hacerme con él, me postulé como destinatario de dicho regalo.

De entrada tengo que decir que todo intento de teorizar sobre lo que nos espera después de la muerte me ha parecido siempre un acto de valentía. Habrá quien diga que es bastante fácil, porque se escriba lo que se escriba, nadie tiene argumentos para contradecirlo, pero para mí no es nada fácil. En este caso, además, la autora no se queda solo en ese enfoque, sino que tira en la medida de sus posibilidades de originalidad y nos ofrece una novela con muchos matices, donde la trama policial, por ejemplo, cobra también cierta importancia, aunque sin llegar a ser, obviamente, una historia que pudiera clasificarse en ese género.

Todo comienza con la violación y asesinato de Susie, de 14 años, a manos de un vecino. La chica comienza narrando ese último episodio de su vida y luego sigue contándonos todo lo que hay después, tanto en el cielo al que es enviada, como en la Tierra, a cuyo discurrir sigue asistiendo de forma privilegiada. Pocos narradores podrán por lo tanto ser considerados tan omniscientes como Susie, que realmente lo ve todo de todo el mundo, tanto lo que hacen como lo que piensan y sienten, sin añadir nada de su cosecha como suele suceder, por lo que el concepto cobra aquí todo su sentido.

Susie asistirá sin poder intervenir, y con ella todos nosotros, al comportamiento en su ausencia de sus seres queridos: su padre, Jack, y sus sospechas hacia el criminal; su madre, Abigail, y la nueva visión de su matrimonio; sus hermanos (Lindsey, apenas un año menor que ella, con su "síndrome del muerte andante", y el pequeño Buckley, que se entera de poco) y su abuela, Lynn, en el papel de superabuela por excelencia. Contemplará con mucho interés las investigaciones policiales a cargo del detective Fenerman, y será testigo de la forma en que el señor Harvey, su asesino, trata de eludir responsabilidades, y con todos esos ingredientes se forma una historia que posiblemente tenga mucho de autobiográfico, a juzgar por la presentación de la autora que se nos muestra en la edición de DeBolsillo que Carmen me regaló.

(OJO POSIBLE DESVELO DE TRAMA EN ESTE PÁRRAFO) No obstante, casi 330 páginas me han parecido demasiadas para lo que aquí se cuenta. Tras una primera parte intensa y que va sorprendiendo para mejor a cada instante, la cosa se estanca un poco a partir del capítulo 10, con pasajes que en mi opinión son perfectamente prescindibles por su nulo aporte a la historia, y pese a que parece que va a resurgir dignamente un par de veces, acaba por marcarse un final bastante desafortunado en mi opinión, que hace que, en conjunto, y pese a que en líneas generales puedo decir que me ha gustado, no vaya a recordarla seguramente con entusiasmo.

(AQUÍ YA NO DESVELO TRAMA) También querría comentar que no me ha parecido una historia para nada lacrimógena. Por supuesto que es muy triste lo que sucede, pero creo que la autora trata de huir de la visión conmovedora y es uno de sus mayores logros a la hora de retratarnos la situación. Obviamente, luego está la sensibilidad de cada lector y cómo le afecten determinadas circunstancias, pero yo, que ya he llorado con unos cuantos libros en mi vida, me parapeté con el paquete de pañuelos de papel por si acaso, y ni siquiera he llegado a sentir remotamente la posiblidad de tener que utilizarlo, pese a conseguir estar bastante concentrado en la historia.

Otra gran virtud en mi humilde opinión es que Alice Sebold consigue transmitirnos en todo momento una imagen del cielo como algo lleno de magia. Yo, que confieso que a esto de la muerte y saber qué hay detrás siempre le he tenido muchísimo respeto, no tendría ningún miedo a morirme si tuviese la certeza de que todo es como ella lo cuenta. Y para conseguir ese enfoque no ha necesitado fabricarse un Edén, ni mucho menos: ya lo veréis a medida que vayáis profundizando en la lectura.

En definitiva, una novela original, muy intimista por momentos, pero que se queda un escalón por debajo de ser una gran historia, lo que no quiere decir que no sea una lectura recomendable para todo aquel que alguna vez se haya planteado qué hay después de todas las miserias de nuestra existencia.

Me gustaría cerrar este texto sobre el libro aportando algunos pequeños pasajes que he ido recopilando durante la lectura, y también ampliando información acerca de por qué el final me ha parecido lo que me ha parecido, así que si tenéis pensado leer el libro os aconsejo que dejéis de leerme a mí aquí, y luego vengáis cuando ya os lo hayáis leído.

"Durante tres noches no había sabido cómo tocar a mi madre o qué decirle. Nunca se habían sentido desesperados al mismo tiempo. Por lo general, uno necesitaba al otro, nunca se habían necesitado a la vez, y por tanto había habido una manera, tocándose, de tomar prestadas las fuerzas del más fuerte" (página 25).

"Si dejas de preguntarte por qué te han matado a ti en lugar de a otro, y dejas de investigar la sensación de vacío que ha dejado tu muerte, y de preguntarte qué siente la gente que has dejado en la Tierra, entonces podrás ser libre. En otras palabras, tienes que renunciar a la Tierra" (página 125).

"[Abigail] necesitaba que Len expulsara de ella a su hija muerta" (página 156).

"Era más fácil echar la culpa a alguien que sumar las cifras cada vez más elevadas de lo que había perdido" (página 162).

"Cada vez que esos desconocidos pronunciaban mi nombre yo sentía como un alfilerazo. No era la agradable sensación que experimentaba cuando lo decía mi padre [...]. Era la sensación de ser resucitada y enterrada a la vez dentro del mismo aliento" (página 223).

"Nadie podía haber previsto cómo mi muerte iba a cambiar pequeños instantes en la Tierra" (página 230).

"-Entonces, si te dijera que Susie ha estado en la habitación hace diez minutos, ¿qué dirías?
-Diría que estás loco y que seguramente tienes razón" (página 281).

Decía antes que el final me parece bastante desafortunado. Y me lo parece porque resulta demasiado terrenal, teniendo en cuenta la clave espiritual en que se van desarrollando hasta ese momento los pensamientos de Susie. Esa "segunda oportunidad" que se le concede, y el hecho concreto para el cual la aprovecha (teniendo en cuenta además lo traumático de una situación similar previa), me parece un completo sinsentido, y creo que hace que la historia se abandone a algo absolutamente tópico, trivial, facilón... cuando la historia no necesitaba para nada eso. Supongo que todo viene por el hecho de querer darle un final contundente, pero paga un precio demasiado alto. Naturalmente es mi opinión.

1 comentario:

  1. A mi me gustó, este libro, pero no es de los de releer o guardar. De hecho, mi ejemplar (de bolsillo, también) lo puse a circular y no tengo ni idea de por dónde anda. Tampoco me importa que no vuelva. Es un buen libro, de los que se disfrutan al leer, pero a varios años vista creo (igual que tú) que le sobran páginas.
    Aun así, lo recomiendo (la trama criminal me tenía totalmente enganchada).

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