lunes, 20 de enero de 2014

Lecter

Soy muy lector pero muy muy poco cinéfilo, y respecto a 'El silencio de los corderos', me habían hablado tanto y tan bien de la película que hasta hace poco ni siquiera sabía que estaba inspirada en una novela del mismo nombre, escrita por Thomas Harris. Obviamente, cuando lo supe, tomó prioridad leer el libro antes de ver el largometraje, y encontrarlo a un precio muy asequible en el mercadillo de libros solidarios de la Biblioteca de Arroyo de la Miel, en beneficio de CUDECA, propició que lo pusiese en cola.


La edición que me tocó en suerte no es precisamente una maravilla. De tapa dura, eso sí, pero también se hace muy dura su lectura, con unos errores tipográficos alarmantes y un tamaño de letra demasiado pequeñito. A pesar de todo, he de decir que la historia me enganchó y que poniendo un poco de fuerza de voluntad tardé más o menos una semana en recorrer sus cuatrocientas páginas.

El de Aníbal (así viene escrito en esta edición de RBA de la que hablo y que es la mía, aunque en la mayoría de sitios luego lo he encontrado como Hannibal) Lecter es sin duda un personaje que a casi todo escritor le gustaría crear. Rodeado desde su primera aparición de un aura de misterio muy elaborada, su comportamiento a lo largo de la historia hace que uno pase un poco menos detenidamente por aquellas partes de la trama que no le tocan de lleno (aunque también influya en ellas) y que espere ansiosamente un nuevo salto suyo al escenario.

Y sin embargo, creo que es un error, como he leído después en la contraportada, analizar este libro partiendo como centro de la relación que se establece entre Lecter y la estudiante de policía Clarice Starling, a la que se le encomienda la misión de entrevistarse con él en prisión. No sé la película cómo estará enfocada (pienso verla), pero si bien es evidente que surge algo especial entre ellos, ni mucho menos esto es tan determinante en la narración como para interpretarla a partir de ahí. Pronto surge otra serie de asesinatos que cobran un interés mucho mayor y que por sí solos ya dan a la obra capacidad suficiente para considerarla interesante. Incluso a mí personalmente me parece mucho más enriquecedor el nexo de unión que se crea entre Starling y su jefe, Jack Crawford, que sabe que debido a sus problemas familiares no debe dejarse llevar y sin embargo se siente seguramente fascinado desde un primer momento por la joven.

Solventadas las dudas iniciales y resignado a tener que leer un texto lleno de errores, 'El silencio de los corderos', con todos sus norteamericanismos que tanto recelo me suscitan, me acabó envolviendo pasado más o menos el ecuador hasta llegar a un final que (adelanto, aunque no es propiamente un destripe en sí) no cierra todas las puertas pero sí acaba completando una, en mi opinión, buena novela negra.

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