miércoles, 17 de octubre de 2012

¿No somos todos un poco autistas?

No sé si será porque me invade una especial sensibilidad en mi situación actual, pero el caso es que he leído ya varios libros últimamente en los que me he implicado de una manera quizá excesiva, que me llegan muy profundamente, me tocan la fibra y en consecuencia me parecen grandes obras. El último caso ha sido 'El curioso incidente del perro a medianoche' (2004), del británico Mark Haddon, protagonizada por Christopher, un chico de 15 años que padece una extraña forma de autismo, la cual no resulta muy bien encajada por sus padres.
                                                                                                                                    
Este trastorno hace que se comporte ante los problemas de una forma... iba a decir diferente, pero tampoco creo que pueda ser tan diferente a la que puedan tener otras personas. Porque lo cierto es que leyendo a Christopher (el libro está contado en forma de diario que el propio niño narra en primera persona), uno se da cuenta de que todos tenemos mucho más de autistas de lo que pensamos. O al menos yo debo decir que me he sentido reflejado en muchos de sus empecinamientos y miedos (como el bloqueo que le suponen los sitios atestados de gente y de información) y en no pocas de las interpretaciones que hace respecto a la realidad (lo referente a la conveniencia de decir siempre la verdad y lo complejo que puede llegar a resultar, por ejemplo).

No quisiera (y será una constante siempre que haga comentarios acerca de libros, por eso serán comentarios y no reseñas al uso) extenderme demasiado en cuestiones particulares de la trama, porque en su aparente simplicidad encierra reflexiones bastante complejas y creo que es interesante ir descubriéndola de forma pausada por parte del lector. Sí me gustaría no obstante subrayar y transcribir literalmente un pasaje que, aunque podemos localizar ya al final de la novela, no desvela nada y, al mismo tiempo, es un buen ejemplo de esto que digo:

"Es mejor saber que una cosa buena va a pasar, como un eclipse, o que te regalen un microscopio por Navidad, que saber que una cosa mala va a pasar, como que te pongan un empaste o tener que ir a Francia. Pero creo que lo peor de todo es no saber si lo que va a pasar es una cosa buena o una cosa mala".

¿No firmaría cualquiera de nosotros una reflexión así?

Os invito a adentraros en la vida de Christopher y su entorno. Merece mucho la pena.

Bibliotecas donde se puede encontrar este libro en préstamo (pinchar sobre el nombre para acceder a la ficha):

Biblioteca de la Universidad de Málaga

Bibliotecas de Málaga capital y su provincia

Datos técnicos de la edición en que lo he leído:

253 páginas. Editorial Círculo de Lectores. Tapa dura.

Tardé en leerlo dos días.

Y muchas gracias a Alfonso por prestármelo y propiciar así su lectura.

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