lunes, 7 de octubre de 2013

Ni de Eva ni de Adán

Tengo un altísimo concepto de Amelie Nothomb como escritora. Se lo ha ganado ella misma, a pulso, con cada uno de los libros que ha escrito y he tenido la suerte de que lleguen a mis manos. Muy lejos de la obligada necesidad que otros y otras parecen tener de escribir mamotretos para contar más cosas, la belga (japonesa de nacimiento) lleva la concisión por bandera y como ya expliqué en la primera mención que le hice en este blog (la cual os recomiendo que veáis, aquí, antes de seguir con esta entrada), con novelas que en ningún caso superan las doscientas páginas y que se pueden leer con toda tranquilidad en un día es capaz de crear maravillas. Ya sean autobiográficas o no.

Y ese altísimo concepto va más allá de que sus libros sean mejores o peores. Va más allá, incluso, de que me gusten o no. Porque tras 'Diario de Golondrina' y 'Estupor y temblores', ambas magníficas, tuve que pasar por un muy mal trago con 'Higiene del asesino' (escrita íntegramente en modo dialogado y que no me transmitió casi nada), y decidí darle muy acertadamente nuevas oportunidades con 'Ácido sulfúrico' (un brillantísimo y no tan extremo retrato del panorama televisivo que tenemos) y con 'Ordeno y mando', enigmática historia de suplantación de identidad. Hasta llegar, por último, a la que nos ocupa, 'Ni de Eva ni de Adán', que me ha dejado en un punto intermedio.

Las novelas de Nothomb (van publicadas ya veintiuna según Wikipedia, aunque no todas están traducidas todavía al español) se podrían dividir en tres grandes grupos: las autobiográficas; las no autobiográficas; y aquellas en las que, participando la autora en la trama, no pretende narrarnos su vida. Ninguna de las que he leído pertenece a estas últimas.

Al igual que 'Estupor y temblores', 'Ni de Eva ni de Adán' se clasificaría entre las autobiográficas, y podríamos decir que abarca un periodo más amplio de su existencia, el cual va desde que regresa siendo veinteañera a Japón (país del que partió hacia Bélgica siendo una niña de muy corta edad) hasta... otro momento que prefiero que vosotros mismos descubráis por medio de la lectura. De hecho, las peripecias laborales que describe en 'Estupor y temblores' están dentro de la etapa que narra en la novela de título bíblico.

Fiel a mis ideas, no quiero decir ni una palabra de más. Solo me gustaría expresar que albergo la duda de que todo lo que Nothomb narra como autobiográfico le haya ocurrido real y fielmente, ya que algunos pasajes parecen más novelados que otra cosa, aunque tratándose de las costumbres japonesas, tan distantes y diferentes a las nuestras, nunca se sabe.

Hago colofón con un pequeño párrafo que resume un poco la personalidad de la autora, y que puede servir de invitación a sumergirse en su mundo.

"Me atraía la idea de no saber si iba a ver pintura, escultura o una retrospectiva de cachivaches varios. Uno siempre debería acudir a las exposiciones así, por azar, con absoluta ignorancia. Alguien desea mostrarnos algo: eso es lo único que importa". (p. 30).

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